domingo, 15 de marzo de 2009

Marketing for Dummies

Suena el teléfono. En general, dejo que atienda el contestador, por un lado para filtrar las llamadas indeseadas y, por el otro, para reirme de los mensajes que deja Solita, que es la única que se atreve a hablar. Pero como no tenía nada mejor que hacer, decido atender.
-"¿Hola?"
Del otro lado, la voz de lo que según mi conocimiento de mundo pudo haber sido un hombre con voz de mujer o bien una mujer con voz de hombre, me responde:
-"Hola, sí, mirá, te llamo de Avon...¿Desea usted conocer los precios de la ropa interior?
Esa sola línea me hizo poner la piel de gallina. El inventor de la capacitación se revuelca en su tumba. Dejando de lado la incoherencia de dirigirse a un potencial comprador erráticamente pasando del "vos" al "usted" sin ton ni son, el titubeo constante y el ruido de un televisor de fondo, quisiera saber, oh por Dios, quién fue el descarriado que pensó que podía conseguir consumidores de ropa interior por teléfono.
Indignada pero manteniendo la calma, le contesto muy amablemente:
-"No, te agradezco pero en este momento no"
A lo que insensatamente me responde, terminando de arruinar mi día que recién comienza:
-"Por favor, no corte, ¿y desea saber los precios de las vedetinas?"

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