jueves, 12 de marzo de 2009

Blasfemia


Por la calle 27 de abril, bien en frente de la Plaza San Martín, al ladito del teatro, hay un banco. En la vitrina del banco encontré esta publicidad que tiene como fin vender uno de los productos ofrecidos por la entidad bancaria: un plazo fijo. La leyenda "no hacés nada y después tenés más plata" haciendo clara alusión al dibujo que la acompaña, un malabarista o juggler, es sencilla y desubicadamente excelente. Todos odiamos a los jipis que hacen malabarismos en las esquinas, mucho más a los que agregan fuego al truco y te llenan el pelo de olor a querosene. Y sin embargo nadie lo dice porque no es copado odiar a los hippies. Pero no teman ir a tomar sol a las llamas del infierno por blasfemar a los jipis, esos jipis no les llegan ni a los talones a los excelsos flower power de la época de papá y mamá, así que decile no a los pseudo-hippies esos que no se bañan por gusto (porque seguro que todavía viven en sus casas del Cerro y comen en Mc Donald's) y que defenestran la idea de autosuficiencia que tenían como emblema los verdaderos hippies de antaño pidiendo monedas en el centro, en vez de ir a sembrar en sus quintas orgánicas y de dejar de dañar la capa de ozono con el olor a chivo rancio que emanan sus remeras de $70 con las mangas cortadas. Vayan a fumarse un sahumerio de sándalo y benjui.

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